
FOTOS : JOSE MANUEL FUENTES
TEXTOS :Daniel Virué
A pesar de que el partido se creó recién en 1886 los primeros pobladores se instalaron en Carhué, "la llave del desierto", alrededor de diez años antes. Carhué (actual cabecera del distrito) tuvo un singular valor estratégico para los indios araucanos debido a la fertilidad de su tierra. Tanta era su consideración que al cacique Calfucurá antes de morir les recomendó a sus hijos "no abandonar jamás Carhué al Huinca". El ejército le asignó la misma importancia a la zona conocida como "lugar verde": Por ello, el propio Ministro de Guerra y Marina, el Dr. Adolfo Alsina, planificó y dirigió una campaña destinada a ocupar el territorio indígena, lo que logró finalmente el Coronel Nicolás Levalle.
Mucho se ha dicho sobre la importancia estratégica otorgada a la zona por sus pobladores originarios y luego por los colonizadores blancos y su instrumento el ferrocarril. Pareciera que más de un siglo de tiempo transcurrido han dado otra dimensión a dicha importancia y que la sangre y las miserias humanas padecidas resultaron excesivas. Carhué es hoy una próspera localidad agropecuaria, es cierto, pero lejos de los "millones de seres" que auguraba Roca en su discurso al Ejercito de 6000 hombres que mandaba en la llamada "Campaña del Desierto" cuando llegó al lugar. Ejército que constituyó otro exceso y demostró que su "Campaña" era más política que otra cosa. Hoy Carhué tiene unos 9000 h., vale decir 120 años después, la "civilización" instaló los mismos seres que , entre ejército , funcionarios y público presenciaron aquel acto de derrota de la "barbarie". Ya el trabajo sucio lo habían hecho sus lugartenientes : Villegas, Vinter, Rauch y el mismo Levalle fundador del pueblo que originariamente se llamó Adolfo Alsina. A los jefes, caciques y lanceros que defendieron el Carhué y una forma de vida imcompatible contra la propiedad privada de la tierra en manos de unos pocos, el ferrocarril, el telégrafo y el Remington, les esperaba el destino de los derrotados : familias desmembradas donde mujeres y "chinitas" iban de domésticas a las ciudades, hombres a los obrajes del norte o a ser exhibidos como curiosidades o directamente la muerte. Para los "milicos" de los regimientos de linea, muchos de ellos reclutados en levas forzozas, el destino no sería muy diferente. Cuando hoy vemos estas plataformas en silencio y apenas unos vagones de carga y una solitaria locomotora, las dimensiones de la tragedia nos parecen aún mayores.








Comentarios